miércoles, 8 de octubre de 2008

Otra dimensión para un nuevo cine


Sabido es que el cine existe gracias a una imperfección: la persistencia de la visión humana, que imposibilita diferenciar 24 imágenes por segundo produciendo así la ilusión de movimiento. El cine en 3D, en cambio, se aprovecha de una ventaja: la visión humana estereóscopica, que permite la vista binocular de un objeto produciendo sensación de tridimensionalidad, al capturar cada ojo una imagen plana que, combinada, recrea la profundidad.
Comparable para algunos al salto del mudo al sonoro o del blanco y negro al color, el propósito del cine 3D es que el espectador perciba la película como ve el mundo real: en tres dimensiones. Para parte de la industria de Hollywood, el invento supone la salvación de las salas cinematográficas, convertidas en escenario de espectáculos grandiosos, incomparables a una televisión casera o la pantalla de un ordenador.
Una película en 3D comienza con un rodaje distinto al convencional. Es necesario recoger dos materiales visuales, uno para cada ojo, a través de dos cámaras simultáneas o de una con cabeza doble. Esas dos fuentes de imagen serán procesadas y sincronizadas después, para descargarse en un servidor o disco duro que las pasará al proyector.

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